Los implantes dentales han revolucionado la odontología moderna al permitir a los dentistas reemplazar los dientes múltiples o solos, generalmente sin la necesidad de dentaduras postizas. Las prótesis normalmente unidas al implante (coronas o puentes, y algunas veces dentaduras postizas) a menudo son indistinguibles de los dientes naturales, pero este resultado solo se puede lograr con una planificación cuidadosa, una técnica quirúrgica precisa y una fabricación personalizada.
Hay dos tipos de implantes dentales: convencionales y mini. Los implantes convencionales miden aproximadamente de 3 a 5 milímetros de diámetro, mientras que los mini implantes miden hasta 3 milímetros de diámetro.
Todos los implantes están diseñados para integrarse con el hueso de la mandíbula, por lo que los llamamos implantes oseointegrados. Los mini implantes se utilizan en múltiplos para mejorar la estabilidad de una dentadura postiza. Actualmente no están indicados para el reemplazo de un solo diente.
En general, el implante se deja solo durante dos meses para que se produzca la cicatrización antes de ser controlado, aunque a veces esto se hace antes. A continuación, se toman impresiones que se utilizan para construir la prótesis final, un proceso que puede demorar aproximadamente 10 días hábiles. Finalmente, su médico revisará cuidadosamente el ajuste de la prótesis con el implante dental y los dientes circundantes para ver si está en la mejor posición para su mordida. La estética de la prótesis también se comprobará y ajustará para que coincida con sus propios dientes.
El procedimiento para colocar un implante normalmente no es doloroso y la mayoría de los pacientes dicen que es más cómodo que extraerse un diente.
